distancia

La creación. Ese enigma.
Clarice Lispector decía que no sabía de dónde salía lo que escribía.
Poseída, casi, soltaba esas frases de puntuación errática y sentimientos abrumadores que te hacen temblar la mirada.

Me pasa lo mismo, salvando las enormes distancias.
Casi nunca sé porqué escribo lo que escribo, y la mayoría de las veces ni siquiera puedo decir con precisión para quién.

Hay una procesión de espíritus que me agobia, volviéndome esa loca que ves hablando sola por calles ajenas.

Mi testimonio no es íntimo. Como no hay nada de intimidad en la fotografía de un cuerpo desnudo.

Apenas reflejo de un cristal roto,
van éstas palabras como parte de parte,
de partes,
crisol de humanidad y descalabro.

Son mis palabras tan solo,
un antojo de garbanzo pretencioso.


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