LA NIÑA DE NINGUNA PARTE

Hoy por la mañana mientras escarbaba en la tierra buscando fósiles de lagartijas en el terreno baldío que hay frente a mi casa, la mente se me escurrió sin darme cuenta. Era como si hubiese dejado de estar. Una sensación de borrado, de saludo desde la distancia.
Me limpié las manos en el uniforme, miré alrededor, me detuve en los árboles cargados de frutos y pensé: creo que no soy de aquí, ni de allí, ni de ninguna parte.

Cerca, una vecina barría la vereda. Es una señora enormemente redonda y arrugada muy diferente a mi. Estaba espantando hojas y piedritas con una escoba ancha mientras tarareaba una canción que hablaba de amor.
“Es la abuela de la niña que vive en la casa de al lado”, me había dicho mi madre. Pero como yo no conozco a mis abuelos, no entendí muy bien de qué me estaba hablando.
Seguro que si alguien no conoce a sus abuelos es porque no es de aquí, ni de allí, ni de ninguna parte... (fragmento)

Comentarios

sarita dijo…
…Otra niña juega en el fondo de su casa. Allí es invierno y los árboles no dan frutos. Escarba como aquella niña la tierra, pero para cocinar exquisitos manjares de barro (jamás encontraría lagartijas). Siente su nariz congelada. Ve sus deditos rebeldes, a través del doblez de las redundantes mangas del saco, palidecer.
Furtivamente, destroza con estratégica moderación alguna planta de hoja perenne para agregar ingredientes a su preparación.
Su madre tiende la ropa de cama recién lavada al calor del preciado y esquivo Sol.

La pequeña recuerda de pronto, luchando contra esas manitos torpes de frío, la historia increíble de esa otra pequeña, que habita en un lugar hermoso, tan lejano que puede hacer calor todo el año. Donde es posible vivir sin campera y los árboles rebosantes de alegría regalan sus frutos en las veredas al más digno postor.
Aunque no entiende muy bien quien es aquella niña, pues claro no la conoce, tiene la certeza de que es parte importante de su vida. Tiene que serlo, su abuelo pasa interminables horas añorando conocerla, temiendo jamás verla.

Se pregunta cómo sería la vida sin conocer a sus abuelos. Seguro que si alguien no conoce a sus abuelos sentirá que no es de aquí, ni de allí, ni de ninguna parte.
Pero tal vez, si los sentimientos pudieran atravesar el tiempo y la distancia, sabría que a lo mejor es un poco de aquí, y otro poco de allí, de todas partes…
Dulce dijo…
tal vez puedan los sentimientos atravesar el tiempo y la distancia. tal vez podamos reconstruirnos y reaprendernos. si.

un poco como dice la resiliencia, se trata siempre del relato que hacemos de nuestras vidas.
y en ese relato, tu pieza es joya inesperada que abraza y une.

no hay nada mas grandioso que sentirse parte, manada.

no hay nada mas precioso en este sábado que saber de un abuelo que quería, de una niña que se preguntaba, de unos otros que eran aun sin ser, relato posible.

me diste un buen pie para el final.

y que mas decirte que en realidad me dejaste desarmada y sin palabras.

tus manjares de barro son mágicos :)
Matías dijo…
mientras revivo
acuden primaveras
a mi memoria

Haiku/ M Benedetti
Manolete dijo…
De algun modo todos somos niños sin nada, que de apoco nos atamos a algo creyendonos de ahi, pero que mas da si tan solo un largo paso nos podria demostrar lo contrario?

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