la niña cabeza de ouróboros

somos inicio y fin.
facetas opuestas de una misma moneda.

aquél que se proclama víctima del agravio apagando el diálogo,
no gana el cetro de las buenas costumbres, sino que pierde la propia batalla
permaneciendo inerte, inacabado,
cautivo de una única y restricta mirada.

elegir ser el ouróboros completando, así, el ciclo de la verdad,
nos hace naturales, conscientes, redondos y camaleónicos como la vida. 

como la vida.
como la vida. 



Comentarios

Entradas populares