el amor es un músculo

Soy nómade de nacimiento. Habité 15 casas en 15 años, y crecí con la permanente sensación de no pertenecer a nada, que no había patria que pudiese alojarme.
Finalmente, y cuando tuve la libertad de moverme a placer por donde mi voluntad comandaba (y no a la medida de un mandato de padres o políticos), descubrí que el lugar no importaba.

Cuando el sueño se demora haciendo crecer sombras entre las almohadas, repito el mantra diario: casa es donde está el corazón.

Proceso del papel a la pared del patio