a veces el espejo

Nací con otro nombre.
Mis padres intentaron mitigar el desvío llevándome de acá para allá, contándome cuentos de país diminuto, inventándome lazos de sangre, casas prestadas.
No soy china, ni andaluza, ni filipina, pero a veces he despertado la sospecha.

Me agradan los encantadores de serpientes, las perlas de cultivo, las maravillas pequeñas y discretas, las sorpresitas en bolsas de papel, las mariposas y la mayoría de las arañas (sobre todo esas zancudas con rayas en las patas).

Tengo sueños recurrentes con peces de aguas profundas.

Cuando muera van a encontrar en mis estantes una colección impactante de esferas de cristal, jarros de café con leche y garabatos desprolijos para mi legión de amantes malcriados.

No soy china, ni andaluza, ni filipina, aunque a veces me hago pasar por alguno de ellos y le rezo a mi Deidad un minuto de cordura, de pan y de tierra. Cuando me calmo vuelvo a comer como los dioses, si es que los dioses existen y encima comen y cantan bajo la lluvia.



Comentarios

Bichicome dijo…
"Tengo sueños recurrentes con peces de aguas profundas."

Que buenos sueños...
uma dijo…
Me gusta este texto! Creo que compartimos eso de "volverse màldita cuando la vida aburre" y cuasi-compartimos lo de "temerle a casi todo" pero que nada (o "casi nada", en mi caso), nos frene...
Matías dijo…
Podría escribirte como siempre lo bello de tu relato etc etc.
En este caso lo va a hacer Pessoa.

"Y desde la ventana de mi cuarto miro, pobre alma cansada del cuerpo, muchas estrellas, nada, la nada, pero tantas estrellas..."

m a t o

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