vestidos de fiesta

una vez nevó en Buenos Aires,
y me enamoré de un niño que nació el 25 de setiembre.

una vez la bolsa que estaba enredada en el ginko logró escapar,
y devoré la rosada ternura de una langosta gigante en navidad.

una vez parecía que iba a nevar en Montevideo
y atrapé tres saltamontes en el jardín de los Yohai.

recién un desconocido me susurró cuando pasé a su lado:
"mis ojos acaban de vestirse de fiesta", y el tiempo se hizo pausa.

recordé cada relato que he ganado,
cada boca, abrazo,
cada huella dactilar y verbo conjugado.

el amor no combina con razones ni pronósticos
rueda con magnífica sincronía ajeno a los dictados de los hombres,
tapizando de preciosas ofrendas aquellas horas que jugamos
dedicarnos con ganas la vida.

una vez hizo calor en medio del invierno,
y pensé que la magia había caducado.

pero el mundo, si se mira con paciencia,
está lleno de caricias.





Comentarios

Eclipse dijo…
aaawww...
siempre te leo auqnue nucna te comento (:$)
pero este texto me conmovió.
es muy lindo.
mucho muy muy!!
Matías dijo…
excelente C!!
me gustó pila, gracias por compartirlo
Luis (Flamel) dijo…
hay veces que la ternura se asoma en lugares inesperados,como cuando tu presencia hizo posible vestir de fiesta los ojos de un desconocido.

Hoy recorriendo aburrido y deambulando al azar,vaya uno a saber como es que llego a tu blog.
Y tus palabras me despabilan y me hacen sentir bien.
Es verdad,el mundo, si se mira con paciencia,
está lleno de caricias.

Gracias .Saludos.
Luis.

PD:si queres visita mi blog www.usaelreflejo.blogspot.com

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